Tiahuanacu o cómo me gustaría ser cóndor

Apenas pisamos La Paz y partimos sin escalas a las ruinas de Tiahuanacu o Tiwanaku, como gusten. Elmer, sabia persona y conocedora de las culturas andinas me había hablado de ellas, ademas Evo realizó su acto de asunción del gobierno, motivos de sobra para ir.

El lugar está a semi descubrir, hay muchos templos que están bajo tierra. El lugar tiene ese sabor de lo secreto, de eso que de a poquito va develando su misterio porque sabe que hay un tiempo para que su tesoro sea valorado. Sin embargo, el Templo de Kalasasaya con su Puerta del Sol es más que una muestra de lo trascendente e inmenso del mensaje que esconde esta ciudad, cuna del hombre americano. Mientras más en detalle se observan los diseños de los monolitos más rico e inabarcable se convierte lo que transmite y una termina por comprender la sabiduría de estos pueblos milenarios, su conocimiento cabal del cosmos y de la tierra...

Los monolitos de los líderes tiahuanacotas mostraban dos símbolos a modo de cetros en sus manos; uno tenía la figura de un cóndor, símbolo de liderazgo, el otro la de un puma que representa la fuerza...

Me quedé con esto dando vueltas... el condor con su visión abarcativa, el puma con esa garra como poder bien entendido...

Pienso, muchas cosas se me caen de las manos, infinidad de cosas que escapan a mi mirada...