lunes, 18 de febrero de 2008

No se diga mas

La cada vez mas amada por mi Anaïs Nin se dedicó un buen tiempo a escribir cuentos eróticos, junto con Henry Miller, para un cliente anónimo y recolector de pornografía que se hacía llamar El Coleccionista, quien no apreciaba el estilo de sus relatos y numerosas veces, les demandó que se “saltaran la poesía” y se concentraran en el sexo, porque lo demás no le importaba. Anais Nin, respondió a este disminuído erótico de manera soberbia:


“Querido Coleccionista: Le odiamos. El sexo pierde todo su poder y su magia cuando es explícito, rutinario, exagerado, cuando es una obsesión mecánica. Se convierte en un fastidio. Ud. nos ha enseñado más que nadie sobre el error de no mezclar sexo con emociones, apetitos, deseos, lujuria, fantasías, caprichos, vínculos personales, relaciones profundas que cambian su color, sabor, ritmo, intensidad.No sabe lo que se pierde por su observación microscópica de la actividad sexual, excluyendo los aspectos que son el combustible que la enciende: intelectuales, imaginativos, románticos, emocionales. Esto es lo que le da al sexo su sorprendente textura, sus transformaciones sutiles, sus elementos afrodisíacos. Usted reduce su mundo de sensaciones, lo marchita, lo mata de hambre, lo desangra. Si nutriera su vida sexual con toda la excitación y aventura que el amor inyecta a la sexualidad, sería el hombre más potente del mundo. La fuente del poder sexual es la curiosidad, la pasión. Usted está viendo extinguirse su llamita asfixiada. La monotonía es fatal para el sexo. Sin sentimientos, inventiva, disposición, no hay sorpresas en la cama: El sexo debe mezclarse con lágrimas, risas, palabras, promesas, escenas, velos, envidias, todos los componentes del miedo, viajes al extranjero, nuevos rostros, novelas, historia, sueños, fantasías, música, danza, opio, vino.¿Sabe cuánto pierde por tener ese periscopio en la punta de su sexo, cuando podría gozar un harén de maravillas distintas y novedosas? No hay dos cabellos iguales, pero usted no nos permite perder palabras en la descripción del cabello; tampoco dos olores, pero si nos expandimos en esto, usted chilla : ¡Sáltense la poesía! No hay dos pieles con la misma textura y jamás la luz, temperatura o sombras son las mismas, nunca los mismos gestos, pues un amante, cuando está excitado por el amor verdadero, puede recorrer la gama de siglos de ciencia amorosa. ¡Qué variedad, qué cambios de edad, qué variaciones en la madurez y la inocencia, perversión y arte...!Nos hemos sentado durante horas preguntándonos cómo es usted.Si ha negado a sus sentidos seda, luz, color, olor, carácter, temperamento, debe estar ahora completamente marchito. Hay tantos sentidos menores fluyendo como afluentes al río del sexo, nutriéndola. Sólo la pulsación unánime del sexo y el corazón juntos pueden crear éxtasis.”
Aplausos y ovaciones

6 comentarios:

Juli dijo...

va dedicado a mi amiga Cris, la insustituible redactora de las mas entrañables rutas de polenta. Porque ama el erotismo, sobre todo en cine, sobre todo si es Marlon Brando en Ultimo tango en Paris.

Miquita dijo...

Nunca había oído hablar de Anaïs Nin... ahora me intriga conocerla. Buena lección le pudo haber dado al pornógrafo. Aunque yo creo que él no debe haberla entendido porque el erotismo, la sensualidad es algo muy arraigado con la crianza en la que el cuerpo y lo instintivo son aspectos naturales del ser humano.

Mr Montoto dijo...

Insisto: El sexo está sobrevalorado.

Quizá el coleccionista sabía que no siempre buscamos en el sexo esa poesía que abunda en el amor. Quizá haya que reconocer que hay noches bravas y hombres y mujeres que a ciertas alturas de la madrugada pierden el alma pero quedan con el cuerpo en carne viva.

Juli dijo...

mmmm... me niego a valorar el sexo con ojos de inflación!
Ahora, acepto el quizas y el no siempre de su comentario.
Me gustó lo de noches bravas, suena poetico.

Anónimo dijo...

La palabra engaña, la piel no.

Tribi

Murmullo dijo...

CLap Clap Clap